jueves, 30 de octubre de 2014

Lobezno de Larry Hama I.

La irrupción en el mercado comiquero norteamericano de Image cómics, fundada en 1992 por el 'magnífico' Rob Liefeld y sus amigos, marcaron un 'año cero' de basura desbordante en el mundo comiquero. El 'efecto Image' empezó como una bola de mierda que iba incrementándose en tamaño conforme avanzaba a rodar alcantarilla abajo.

Las mejoras en el papel de los cómics, el coloreado por ordenador, las portadas holográficas y las ediciones especiales obligaron a las otras compañías a sumarse al carro de molar tanto o más que ROB! y sus colegas.

Al mismo tiempo que esos discutibles avances  en la calidad de los cómics se ponían de moda, otras modas mas perturbadoras llegaron: dibujantes clónicos, historias infames o antihéroes chungos. 


De repente, todo el mundo intentaba dibujar como Jim Lee, Marc Silvestri o (que el cielo nos guarde) ROB! Liefeld.
La era de los Mark Pacella, Roger Cruz, Stephen Platt, Tony Daniel y demás fulanos dió comienzo.

El molonismo se traducía ahora en los cómics en tipos duros fascistas, pistolones y tipas medio en bolas.
Al mismo tiempo, los guiones se iban dejando como algo secundario. Lo importante era hacer dibujos guays para vender posters y camisetas.

Y aunque estoy de acuerdo en que los 90 fueron una puta mierda para el mundo de los tebeos entre la inmensa montaña de basura de la época surgieron interesantes etapas y series que a día de hoy siguen siendo igual de buenas que cuando se publicaron:
Hulk y X factor de Peter David, The New Warriors de Fabian Nicieza y Mark Bagley, Excalibur de Alan Davis, el guantelete del infinito de Jim Starlin, Spawn de Mcfarlane (aunque muchos la odien) o Sin City de Frank Miller entre otros muchos, sirven como ejemplos alabados por casi todos los comiqueros.

Pero aunque todas ellas molaban, molan y molarán mil, y aprovechando la "muerte de Lobezno", que vaya chascazo de historia (al menos espero que lo dejen muerto al menos cinco años), este posteo en concreto lo quiero dedicar para reivindicar una de las mejores etapas de la primera colección de Lobezno. 
Cuando Lobezno aún era un personaje cojonudo e interesante y no el pesado omnipresente que ha terminado por arruinar la creación de Len Wein y Herp Trimpe.


Antecedentes:
Lobezno ya era un personaje popular en los 80 (en el mundo del papel, claro) así que los mandamases de Marvel, ávidos por estrujar aún más la gallina de los huevos de oro de las series de mutantes, le encargaron a Chris Claremont que escribiera una colección del canadiense.

Lobezno ya había gozado de una magnífica miniserie hacía varios años (Honor, de Chris Claremont y Frank Millery un serial publicado en Marvel Comics Presents titulado Misión: Salvar al tigre que servía como introducción a su serie regular; muy recomendable por cierto, aunque la limitación de narración a ocho páginas por capítulo la lastre un poco.

En un principio, las aventuras de Lobezno se alejarían de ambientes superheróicos y sucederían en una ciudad ficticia llamada Madripur, una especie de cruce entre Casablanca y Tokio, en la que Logan bajo la identidad de "Parche" camparía a sus anchas pendoneando por ahí como socio de un tugurio llamado el bar Princesa.
Logan en su identidad de 'Parche'.

Tras un par de arcos argumentales bastante potentes: el que inauguró la colección llamado "La espada negra" (Wolverine vol 2º #1-3), los siguientes episodios que trataban sobre la guerra abierta entre Tyger-tigre y el General Coy para controlar los bajos fondos de la ciudad (Wolverine vol 2º # 4-8), y la divertida "el caso de la joya Gehenna" (Wolverine vol 2º # 11-16); la colección empezó a flaquear tras una estrambótica aventura guionizada y dibujada por John Byrne, con un viejo cyborg nazi (que había sido el peluquero de Hitler), una muchacha revolucionaria llamada la Bandera y un dictador sudamericano obsesionado con una monja curandera (Wolverine vol 2º # 17-23).

La confirmación de que la cosa se iba a la mierda fueron los decepcionantes siguientes episodios sueltos (Wolverine vol 2º 24-26) y el siguiente arco argumental: El proyecto Lázaro (Wolverine vol 2º # 27-30). Una aventura tan mala como comer tuercas oxidadas guionizada por Mary Jo Duffy y alternándose en el dibujo por unos tuercebotas como Bill Jaaska y Barry Kitson.
Pero entonces, cuando todo apestaba como la sede del PP, llegaron ellos: 
los putos amos Larry Hama y Marc Silvestri.

El primero venía de guionizar una serie de tercera fila y algunos números de relleno por aquí y por allá para comer de caliente y sinceramente, nadie daba un duro por su trabajo.
En cambio, el amigo Silvestri ya se había ganado el favor de los comiqueros en Uncanny X men y ya era todo un máquina capaz de, al menos, sorprendernos en el apartado gráfico.

Silvestri se encargaría del dibujo hasta el número 56 (creo) para después tener bailes de dibujantes bastante potables como Andy Kubert (al que le tengo algo de tirria por dibujar siempre a sus personajes achaparraos e ir por la vida como un clon de Silvestri), un más que correcto Darick Robertson durante un par de episodios, el portugués Mark Texeira y su sucio y efectivo trazo barroco, un tipo llamado Dwayne Turner (al que solo conozco de la serie Curse of Spawn y que aquí no me entusiasmó demasiado) y Adam Kubert, que acababa de despuntar de lo bueno que es el cabrón (no como su jodido hermano Andy Kubert) en Espíritus de la venganza.
Hama, en cambio, permaneció en la serie hasta el número #118, aunque también es justo y necesario resaltar que a partir del número #92, más o menos, comenzó a flaquear y a írsele la bola cosa mala pero le perdono por todo lo anterior a ese tope.

Argumentos:
La cosa empezó animada con una trilogía (Wolverine vol 1º # 31-33) en la que Lobezno emprendía una cruzada sangrienta contra un clan yakuza que se ponían hasta el culo con una droga que los volvía unos putos salvajes (rollo droga caníbal) y que era extraída del cerebro de unos monos originarios de Madripur.
Logan terminaba yendo a Japón  para rematar el trabajo empezado en Madripur y matar al Oyabun del clan. 

En Wolverine vol 1º #34, Logan ayuda a un montana canadiense a dar caza a un violador, y de paso, se da de hostias con un bicho llamado el cazador de la oscuridad. El episodio servía con ayuda de flashbacks a remontarnos a la época en la que Lobezno vivía involucionado a un estado salvaje en esas montañas y también para mostrarnos su participación en el día D (gran flashback con Logan acuchillando nazis).
Dama mortal dando por culo.

Pasamos entonces a Wolverine vol 1º # 35-37. Lobezno y Puck, un colega suyo miembro de Alpha Flight, son absorbidos por un vórtice espacio temporal que les trasporta hasta la España de la guerra civil.
Allí Lobezno hace camarilla con Ernest Hemingway y un grupo de combatientes republicanos contra Dama mortal (que también había sido absorbida por el puto vórtice) y la legión Kóndor en Guernika durante el bombardeo franquista a la población. Hama usó esta bizarrada de aventura para situar en el desconocido pasado de Logan su participación junto a las brigadas internacionales en la guerra civil española.

En España estos tres números fueron editados en un prestigio con el ridículo nombre de Sangre, arena y garras. El editor de fórum se ve que se flipó con el argumento en la guerra civil española y quiso darle cierta importancia a la historia.

Se pondría paternalista después con una niña-robot, Elsie-Dee, programada por Donald Pierce para matarle, pero la pequeña robot cambió su programación al sentir cariño por su nuevo amigo. A raíz de esos sucesos, Lobezno se ve abocado a un berenjenal de hostias en los túneles morlocks primero y por todo Manhattan después con un desfile de apariciones estelares de personajes: Forja, Júbilo, Cable, Dientes de sable, el cazador en la oscuridad, Nick Furia (el de toda la vida: el blanco), Dama mortal, Elsie Dee, Albert -un doble robótico de Lobezno muy amigo de Elsie Dee- y Máscara (Wolverine vol 1º # 38-46).

Hama tuvo tiempo de hacer una secuela de el fabuloso Arma X de Barry Windsor-Smith con El programa Shiva (Wolverine vol 1º # 48-50). Aquel arco ponía en tela de juicio algunas de las respuestas acerca del pasado de Logan que se aseveraban allí, especificando inteligentemente que algunos de los recuerdos que tenía Lobezno podían ser recuerdos implantados por el programa Arma X para tocarle las pelotas y mantenerlo controlado. De esta forma, las tantas incongruencias que diferentes autores habían ido tejiendo a lo largo de los años sobre el difuso pasado de Lobezno cobraban mucho sentido.

Lobezno y el cadáver de Mariko.
Poco después, tras una saga bastante extraña y confusa con MojoEspiral Mística de por medio llamada "El enigma de Chunch", en referencia a la teoría del Big Chunch (Wolverine vol 1º # 51-53), Hama le hace regresar a Japón en una aventura junto a invitados de lujo como Júbilo, Gambito, Fuego solar o el Samurai de plata, y de paso hacerle una putada gordísima a nuestro amigo de las garras.
Mariko Yashida, la eterna novia de Lobezno, muere envenada. El pobre Logan accede a las súplicas de su amada a matarla con sus garras para evitarle la agonía de morir por el veneno (Wolverine vol 1º # 55-57).

Tras este viaje a Japón la serie se toma un descanso de dos números en una aventura (situada cronológicamente antes de la aventura en Japón) con Júbilo y un personaje raro llamado Terror (Wolverine vol 2º # 58-59) para volver otra vez su mirada al pasado de Lobezno; en concreto a su integración en un comando especial de la Cia formado por él mismo, John Wraith, Victor Creed (dientes de sable) y Maverick a la reunión de éstos para hacer frente a uno de los responsables de Arma X que ayudó a implantarles recuerdos falsos (Wolverine vol 2º 60-64)

Logan en sus tiempos con la Cia.
Este particular 'grupo salvaje' se encargaba de realizar misiones guarrindongas para el gobierno Usa, desde apoyar revoluciones en Sudamérica, pasando por sabotear el programa espacial soviético o robar secretos de estado a lo ancho y largo del mundo. Además, durante estos episodios regresa Zorra plateada, antigüa novia de Lobezno supuestamente asesinada por Dientes de sable hacía la tira de años (que fue narrado a modo de flashback en Wolverine vol 2º # 10). En ésta ocasión Dientes de sable si que mata a Zorra plateada ante un Lobezno lloriqueante.

Con la muerte de Mariko y la de la Zorra (jajaja) a Lobezno le da un chungo y su mente se desequilibra haciéndole creer que está en el pasado realizando una misión para la Cia: matar a alguien llamado Terry Adams (Wolverine vol 2º #65-68). Nombre código de una base espacial rusa custodiada por un fulano cutre llamado Rojo Épsilon (parecido al un poco menos patético de Rojo Omega). Logan recupera la cordura finalmente y ayuda al Épsilon ese a cumplir su sueño de irse a vivir al espacio.

Una de las cosas más interesantes de estos episodios, publicados en España en un tomo llamado Estado de gracia, son el primer episodio con Logan metido en una masoquista y brutal pelea de bar con unos moteros y la posterior confesión a Jean Grey sobre lo jodido que es tener un factor de curación que sanaba cualquier herida física pero que no actuaba sobre el dolor emocional que había soportado en toda su vida.

Larry Hama vuelve a involucrar a Lobezno en asuntos de la Patrulla X en (Wolverine vol 2º # 69-71) y en (Wolverine vol 2º # 72-74). En la primera trilogía de números Lobezno, acompañado de Pícara, viajan a la tierra salvaje tras la supuesta pista del paradero de Magneto. Allí se las verán con Saurón y los mutados de la tierra salvaje, y en la segunda, junto a Júbilo, Lobezno viaja a la antigüa base de la Patrulla X de Australia y se enfrentan a unos nuevos centinelas.


¿¿Qué cojones?? ¿¿Garras de hueso??
De todos modos la traca gorda de la etapa llegaba con el número especial # 75 que formaba parte de un crossover llamado Atracciones fatales. En ese episodio, continuación directa de X men vol 1º # 25, Lobezno está a punto de morir tras la extracción forzosa por parte de Magneto del adamántium que forra su esqueleto.
A raíz de ese suceso Lobezno queda en un estado bastante jodido de forma muy similar a cuando fue crucificado por los Cosechadores en las páginas del clásico Uncanny X men #251 .
Además, descubrimos en una dolorosa escena las garras de hueso de Lobezno. Siempre se supuso que las garras eran un añadido de adamántium insertadas en el programa Arma X y aquí Hama se saca de la manga que sus garras son naturales.
A partir de ese emotivo episodio, Lobezno abandonará la Patrulla X para comenzar una vida errante mientras sana poco a poco el daño perpetrado por el amo del magnetismo. Su primera parada es en Canadá para visitar a su amiga Heather Macdonald Hudson pero la cosa se lía y termina en una orgía de sangre con Dama mortal, Cylla y Hemorragia (Wolverine vol 2º # 76-78).

Después le tocó el turno a sobrevivir a un encontronazo con el psicótico Cyber que se puso muy pesao persiguiendo a Lobezno. Aún contando con la ayuda de Zoe Culloden, una empleada de la misteriosa firma interdimensional llamada Landau, Luckman y Lake, a Logan le tocó sufrir la rotura de sus garras de hueso y a un veneno alucinógeno que le inyecta el puto Cyber ese (Wolverine vol 2º #79-80).

Cabe destacar que Hama comienza a planear como subargumento la regresión a un estado animal de Logan a raíz de la extración de el adamántium. Ese subargumento tendrá una continuidad intermitente hasta su eclosión en el número #100.

Tras llegar a la isla Muir y reencontrarse con Rondador nocturno y Kitty Pryde, que le ayudan a eliminar la droga de su cuerpo, de nuevo hay que hacer un alto en el camino para otro jodido crossover.
Ésta vez se trata de la Alianza Falange(nada que ver con la de los fachas).
Lobezno acude en ayuda de Cíclope y Jean Grey que recien llegados de su luna de miel se encuentran la isla Muir invadida por la Falange, una forma de vida tecnoorgánica con conciencia colectiva y con ganas de asimilar en ellos a la humanidad para salvarla de los mutantes.


Al ser parte un crossover dividido en tres partes: La próxima generación (en X men y Patrulla X), Sanción final (en Lobezno y Cable) y Signos vitales (en X Force y Excalibur) si querías enterarte que rollo lleva la Falange esa y todo el mogambo te tenías que dejar las perras.
Aunque yo aviso de que la saga esta no es nada del otro mundo (siempre se puede recurrir a encontrarla por "otros medios" jejeje).

Tras la derrota de la Falange (joder, que bien suena eso), Lobezno continúa en solitario y vuelve a Madripur acompañado de Gambito. Allí tiene un encontronazo con Maverick (antigüo compañero de sus tiempos en la Cia) que enfermo del virus del legado (un símil marveliano del sida) intenta provocar a Lobezno para que le mate.
Lobezno finalmente se niega a hacerlo diciéndole que tiene que ser un hombre, apechugar con su vida y blablabla...
A pesar de ser una visita relámpago a su antigua zona de operaciones el número deja con ganas de más aventuras en Madripur, pero ya nos toca trasladarnos a San Francisco.
Masacre es el invitado de ese número y busca vengarse de su ex novia Vanessa y Logan, junto a Kane (o Arma Alpha) se ven enmedio. En aquel entonces, Masacre, el mercenario bocazas, venía de hacer apariciones en X force y de protagonizar un par de series limitadas solamente y daba cierto morbo verlo enfrentándose a Lobezno y soltar sus paridas habituales.
En el número # 89 y con la ayuda del motorista fantasma, Logan se enfrenta de nuevo a su antiguo maestro Ogún, o más bien su fantasma o algo así, ya que el Ogún ese murió a manos de Lobezno en la miniserie de Lobezno y Kitty Pryde (publicada por fórum hace mil años en Marvel Héroes #1-6, ignoro si está reeditada posteriormente).

Aquí debió morir Dientes de sable.
Y por fín Lobezno se cansa de vagabundear de aquí para allá y regresa a la mansión Xavier para encontrarse con una sorpresa: Dientes de sable está en la mansión encerrado por orden de Xavier para tratar de curar su sed de sangre.

A Logan eso le toca los cojones sobremanera pero se aguanta. La Patrulla X está fuera de la mansión (concretamente intentando detener a Legión) y Lobezno intenta alejar de su mente los instintos que le piden asesinar a Creed.
La oportunidad le viene al pelo cuando Dientes de sable se libera y tras una pelea épica Lobezno atraviesa el cerebro de Creed con una de sus garras.

El episodio es un derroche absoluto de genialidad por parte de Adam Kubert. Incluye varias splash pages triples y quíntuples dándole al duelo una epicidad parecida a aquel lejano Uncanny X men #212 narrado por el maestro Alan Davis.
Al final nos quedamos con el culo torcido al leer la onomatopeya 'schlinkt' (sustituta del 'snikt' de toda la vida cuando sus garras eran de metal) y significaba que Lobezno había sacado la tercera garra de su antebrazo.
Pero fíjate que casualidad que el puñetero Legión mata a Xavier en el pasado y la realidad se va a la mierda dando comienzo La era de Apocalipsis.


continuará...