sábado, 21 de junio de 2014

Krecking en El Campello.

Avanzando en línea sin temor.
Hace tiempo que quería haber dedicado un posteo a una aficición que me contagiaron unos amiguetes el año pasado.
Varias veces insistieron para que les acompañara a hacer krecking. No había escuchado esa palabra nunca y sus explicaciones me parecieron un tanto estrambóticas, pero como soy de naturaleza curiosa me apunté con ellos a su siguiente salida.
El krecking es básicamente hacer senderismo por el lugar más cercano al mar. Por decirlo de otra manera: con un pie en el agua, y el otro sobre las rocas.

El equipo para hacer la actividad suele ser mínimo: una mochila cómoda (y que no importe mojar) con comida y bebida, dinero para pagar el transporte público para regresar,o para comer y tomar unas cervecitas al terminar la ruta. Todo esto debe estar bien envuelto en bolsas herméticas para que se moje lo menos posible.

El resto del equipo lo completamos con unas cangrejeras de suela que se agarre bien a la roca, unas gafas con tubo para los tramos a nado y unos guantes para agarrarse a la roca y evitar cortes tontos.
Por supuesto cada cual puede ir equipándose más al gusto. Yo normalmente llevo un neopreno de un milímetro que me protege de los roces con las rocas, me aporta más flotabilidad en los tramos a nado y en caso de estar mucho tiempo en el agua, me mantiene calentico.






Selfie submarino.
Aquella primera salida dejamos los coches en el lugar de inicio y tras prepararnos bajamos hasta la cala a la que llegaron en la última jornada (en ese caso en Venta Lanuza). Reconozco que los primeros quinientos metros me parecieron tediosos, sobre todo por la monotonía de ese tramo que era una costa llana -no demasiado atractiva- sazonada de piedra chiquiticas; pero poco a poco, entre la concentración que supone el no hacerse ningún esguince, el paisaje costero después de esa zona y la compañía, la cosa empezó a molar bastante. Resumiendo, me lo pasé como un enano.




Después de tres o cuatro rutas intentamos hacer la siguiente jornada: Benidorm-L'albir. Trece cansados kmtrs salvando el acantilado de Serra Gelada. A pesar de tener hasta un kayak hinchable para descansar y llevar vituallas para la ruta; el viento asilvestrado y nuestro error de falta de comunicación nos abocó al fracaso. Nos separamos en dos grupos y perdimos contacto visual entre ambos, así que uno de los grupos que iban en kayak tuvieron problemillas -mareos y tal- y volvieron a la zona de inicio dejando al otro grupo avanzando confundidos. El resto de los que íbamos costeando, al no verles (era raro no verles dado la visibilidad marina de la zona) decidimos volver a buscarlos. Finalmente los encontramos en una cala descansando de el accidentado trayecto. Aquel día fue la última etapa que hicimos. Entre pitos y flautas la cosa se quedó ahí.




Foto grupal antes de comenzar
En fín, este año tenía ganas de volver a hacerlo así que, tras proponerme una amiga continuar con aquello del krecking, que le había comentado alguna vez, propuse a varios amigos y a amigos de amigos que se unieran a nosotros.
Finalmente nos reunimos un grupo de diez personas con ganas de recorrer la costa levantina hasta donde pudiéramos.

Así, aprovechando el uno de Mayo comenzamos nuestra ruta de krecking desde la playa de Muchavista en El campello hasta una cala llamada L'amerador.







Fuck Yeah!!!
La ruta fue de siete km empezando por una zona de cantos rodados durante unos novecientos metros, que nos costó un poquillo por lo fría que estaba el agua y por las rocas cabronas por las que había que andar. A continuación teníamos el paso por tres playas de arena durante unos dos kilómetros. Esa fue la parte más relajada de largo. Continuamos el camino salvando el puerto, excepto tres de nosotros que decidimos cruzarlo temerariamente, y finalmente, los otros cuatro kilómetros fueron un buen número de calas fantásticas que tardamos en recorrer por las ganas de hacer paraetas para disfrutarlas.







Desde aquí el mar parece en calma. Os aseguro que no era así.
Las sensaciones fueron muy positivas y los diez compañeros que la hicimos nos lo pasamos como chiquillos; sobre todo en los "baños de la Reina", donde no dejamos de saltar al agua y chapotear como niños para fastidio de los que estaban allí con ganas de descansar. Tras la ruta comimos y bebimos en un chiringuito cercano cruzando sensaciones entre unos y otros.












Animando a una compañera a que salve un obstáculo.
Éste último domingo día 15 retomamos la siguiente etapa, algunos repetimos, otros se apuntaron también y otros por diferentes motivos no pudieron acompañarnos.
Ésta vez la cosa fue un poco más durilla por el estado del mar.

A pesar de consultar el windguru un par de días antes para saber que tiempo iba a hacer, un viento de levante inesperado nos recibió con los brazos abiertos.
Pero lejos de amedrentarnos, y después de comprobar que se podía kreckear, decidimos hacerla. Salvar algunas zonas se hizo un tanto peliaguado; reconozco aquí que hubieron un par de momentos en que pensaba que alguien se iba a dar un buen revolcón entre las rocas o beberse medio mediterráneo, pero no, cada uno de nosotros, alentados por la prudencia, no tuvimos más que pequeños cortes insignificantes, excepto la chica australiana que se hizo un corte un poco más escandaloso en la pierna (pobreta).




Solico.
Esta parte de ruta fue roqueando de cala en cala, salvando algunos tramos donde las olas rompían como cabronas y algunos dónde era más prudente tirarse al mar y nadar.
Finalmente recorrimos cuatro km; los otros tres que nos habíamos propuesto decidimos dejarlos para otro día.Tal como estaba el clima pasar por una pared vertical con las olas golpeando como lo hacían era un tanto arriesgado.

Después tuvimos un paseíco de cuatro kmtrs por la carretera para llegar a la parada de Tram donde se suponía que íbamos a terminar la etapa. Aunque nos quedamos muy satisfechos por la jornada, a mí me queda un pequeño regustillo agridulce por no haber podido cruzar el barranco de l'aigües.

En fín;Ahora solo falta consensuar el día adecuado para continuar nuestro recorrido.

Desde aquí quiero dar las gracias a los kreckeros originales que me descubrieron esta historia: David, Abel, Cristina, José Antonio y Marina.
Y por supuesto a tod@s los compañer@s aventureros que están tan locos (o más) que yo:
Reme, Gato, Vicky, Gabri, Julián, Rakel, Amparo, Janu, Lydia, Manuel, Vicente, Carol, Summer, Bosena y Cele.

Saludos a tod@s.

Naturaleza a su bola.

El grupo tras terminar la ruta.

De paraeta.

Descanso tras la ruta. Al fondo una camarera borde.








2 comentarios:

  1. Interesante. ¿Dónde está el chiringuito de la foto?

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  2. Hola Andrea. El chiringuito ese es Venta Lanuza pegado a la carretera, frente a la parada del tram de mismo nombre. Un saludo.

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