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jueves, 18 de septiembre de 2014

Krecking III: Cala Piteres-Cala Mercé.

¡Saludos a tod@s!
De nuevo la compañía kreckera ha vuelto a sembrar la incertidumbre entre los bañistas de las costas alicantinas. Me encantan esas miradas de extrañeza que nos dirige la gente al vernos aparecer de entre las rocas o del mar cargados con nuestros pertrechos.

La etapa comenzó un poco más tarde de lo planeado ya que todos nos retrasamos unos diez minutos en el lugar de quedada. Una vez repartidos en los coches salimos en dirección a Cala Piteres, nuestro punto de comienzo.

Obviando mi empanada mental para encontrar la cala Piteres y el infortunado retraso por ello, preparamos las mochilas, nos dimos cremita para el sol, nos presentamos quienes no nos conocíamos y esas cosas.
Poco después ya estábamos listos para comenzar con nuestra gesta de la que esperábamos volver con todos los dientes en el sitio.

Esta vez se animaron nuevos kreckeros a la aventura:

Juanma, que seguramente maldeciría el momento en que decidió dejarse en el coche las gafas de bucear y las aletas. Por cierto, seguramente creerá que no recuerdo que me debe un bocata de jamón :)
Ingrid, a quien ya conocía un poquillo de algunos años atrás. Me alegré mucho al verla con esas ganas de aventura, bueno, y de tomarse unas cervezas al final de la misma también ;)
Yurai, un amigo de la kreckera Reme y que le sorprendió encontrarse con una actividad así de estimulante, una pena que no pueda seguir acompañándonos en un futuro.
Aroa, una vecina mía que no sabía de su existencia hasta hace poco más de dos meses. Ella no dudó ni un segundo en unirse a nosotros cuando le propuse la ruta.
Anabel, una amiga que anteriormente había rehusado a venirse, pero que terminó por desmelenarse con el grupo después de oír hablar de la última salida. Le habían contado que hubo cierto peligro en la última salida y supongo que esperaba estar en primera fila para ver la sangre derramada en el mar.
Hugo, que intentaba por todos los medios a su alcance no caer al agua y fue el master trepador del grupo.
Y Ana, rebautizada involuntariamente por mí como Carmen, que además sufrió el acoso de mi persona al intentar sacarle fotos buceando.

El resto del grupo lo componíamos Gato, Vicky, Samer, Lydia, José Manuel, Reme y yo.

Durante el primer kilómetro y poco estuvimos roqueando sin entrar demasiado en el mar. A pesar del calor, unos 28 grados, todos estábamos muy frescos y el avance fue muy tranquilo; o por decirlo de otra forma, casi bailábamos sobre las rocas.
La característica principal de este primer kilómetro era la suavidad de la orografía, nada de rocas pequeñajas y cabronas como encontramos más adelante. Además el paisaje alicantino de cala en cala resultaba muy agradecido a la vista y la poca actividad humana por la zona invitaban a disfrutar.


Paso a paso nos acercábamos al famoso punto negro de la anterior jornada y estaba expectante por llegar (una kreckera australiana y otra polaca precisaron rescate en el agua). Nuestras mentes habían idealizado el sitio como el infierno pero cuando llegamos, la calma del mar nos permitió que pasáramos el escollo con total tranquilidad. Seguro que algún kreckero que no estuvo el día de los hechos pensaría que éramos unos lloricas (deberían haber visto el mar ese día).




Tras ese punto y recorrer una cala muy accesible para el baño llegamos al barranc de l'aigües.
Un acantilado de unos tres kilómetros y pico al final de El Campello accesible al paso por su base. Si el mar estaba en calma, como era el caso, atravesarlo no sería problema.
A partir de ahí el terreno era inexplorado para tod@s, así que, la emoción se incrementó.




Antes de abordar la parte final decidimos sentarnos a almorzar, aprovechar el descanso para reponer fuerzas, y que los fumetas nos hiciéramos un cigarrico (sería el último hasta pasado mucho tiempo pues el tabaco terminó mojado a pesar del empeño en envolverlo).

Pasados unos quince minutos comenzamos el avance. El paso por el acantilado básicamente era en línea recta con ausencia de paredes curvas que podrían complicar la cosa en caso de romper las olas, pero eso sí, andar demasiado rato por ahí con esos putos cantos rodados terminaba por cansar, así que, la mayoría de nosotros decidimos nadar en paralelo a la costa despacito pero sin pausa y de paso refrescarnos un poco.








Esto lo aprovechamos algunos para visualizar los fondos marinos y la sorprendente limpieza de la zona. Confieso que me sorprendió encontrar el mar limpísimo allí; esperaba ver las habituales bolsas de plástico, botes de refresco y demás. De hecho, si dejabas llevarte por la imaginación podías imaginar que estabas en alguna especie de paraíso donde los humanos no hubiéramos marraneado con nuestras asquerosas costumbres, bueno, algún anzuelo y líneas de palancre habían por ahí.

Tras unos cuantos descansos por algunos lugares singulares; como la lancha que había varada entre las rocas, y una zona con un agua fantástica (perfecta para pasar el día entero allí), terminamos por dejar atrás pueblo acantilado (la parte final del puto barranco) y llegamos a nuestra meta.

Cala Mercé es una cala con espigón incluido utilizada para atracar barquicos, lanchas y demás.
La verdad es que el lugar fue bastante decepcionante por el aspecto insano de su agua y el pestilente olor a detritus y gasoil que inundaba la zona, aún así eso no impidió que nuestra sensación de satisfacción al terminar esa jornada fuera gigantesca.

Por supuesto nuestra máxima prioridad después fue buscar un bareto para hincarnos unas cervezas y unos bocadillos que disfrutamos como la última comida de un condenado a muerte.


Desde aquí doy las gracias a tod@s los compañeros kreckeros pasados, presentes y futuros por haberse embarcado en esta saludable forma de conocer nuestras costas.

Saludos.



sábado, 21 de junio de 2014

Krecking en El Campello.

Avanzando en línea sin temor.
Hace tiempo que quería haber dedicado un posteo a una aficición que me contagiaron unos amiguetes el año pasado.
Varias veces insistieron para que les acompañara a hacer krecking. No había escuchado esa palabra nunca y sus explicaciones me parecieron un tanto estrambóticas, pero como soy de naturaleza curiosa me apunté con ellos a su siguiente salida.
El krecking es básicamente hacer senderismo por el lugar más cercano al mar. Por decirlo de otra manera: con un pie en el agua, y el otro sobre las rocas.

El equipo para hacer la actividad suele ser mínimo: una mochila cómoda (y que no importe mojar) con comida y bebida, dinero para pagar el transporte público para regresar,o para comer y tomar unas cervecitas al terminar la ruta. Todo esto debe estar bien envuelto en bolsas herméticas para que se moje lo menos posible.

El resto del equipo lo completamos con unas cangrejeras de suela que se agarre bien a la roca, unas gafas con tubo para los tramos a nado y unos guantes para agarrarse a la roca y evitar cortes tontos.
Por supuesto cada cual puede ir equipándose más al gusto. Yo normalmente llevo un neopreno de un milímetro que me protege de los roces con las rocas, me aporta más flotabilidad en los tramos a nado y en caso de estar mucho tiempo en el agua, me mantiene calentico.






Selfie submarino.
Aquella primera salida dejamos los coches en el lugar de inicio y tras prepararnos bajamos hasta la cala a la que llegaron en la última jornada (en ese caso en Venta Lanuza). Reconozco que los primeros quinientos metros me parecieron tediosos, sobre todo por la monotonía de ese tramo que era una costa llana -no demasiado atractiva- sazonada de piedra chiquiticas; pero poco a poco, entre la concentración que supone el no hacerse ningún esguince, el paisaje costero después de esa zona y la compañía, la cosa empezó a molar bastante. Resumiendo, me lo pasé como un enano.




Después de tres o cuatro rutas intentamos hacer la siguiente jornada: Benidorm-L'albir. Trece cansados kmtrs salvando el acantilado de Serra Gelada. A pesar de tener hasta un kayak hinchable para descansar y llevar vituallas para la ruta; el viento asilvestrado y nuestro error de falta de comunicación nos abocó al fracaso. Nos separamos en dos grupos y perdimos contacto visual entre ambos, así que uno de los grupos que iban en kayak tuvieron problemillas -mareos y tal- y volvieron a la zona de inicio dejando al otro grupo avanzando confundidos. El resto de los que íbamos costeando, al no verles (era raro no verles dado la visibilidad marina de la zona) decidimos volver a buscarlos. Finalmente los encontramos en una cala descansando de el accidentado trayecto. Aquel día fue la última etapa que hicimos. Entre pitos y flautas la cosa se quedó ahí.




Foto grupal antes de comenzar
En fín, este año tenía ganas de volver a hacerlo así que, tras proponerme una amiga continuar con aquello del krecking, que le había comentado alguna vez, propuse a varios amigos y a amigos de amigos que se unieran a nosotros.
Finalmente nos reunimos un grupo de diez personas con ganas de recorrer la costa levantina hasta donde pudiéramos.

Así, aprovechando el uno de Mayo comenzamos nuestra ruta de krecking desde la playa de Muchavista en El campello hasta una cala llamada L'amerador.







Fuck Yeah!!!
La ruta fue de siete km empezando por una zona de cantos rodados durante unos novecientos metros, que nos costó un poquillo por lo fría que estaba el agua y por las rocas cabronas por las que había que andar. A continuación teníamos el paso por tres playas de arena durante unos dos kilómetros. Esa fue la parte más relajada de largo. Continuamos el camino salvando el puerto, excepto tres de nosotros que decidimos cruzarlo temerariamente, y finalmente, los otros cuatro kilómetros fueron un buen número de calas fantásticas que tardamos en recorrer por las ganas de hacer paraetas para disfrutarlas.







Desde aquí el mar parece en calma. Os aseguro que no era así.
Las sensaciones fueron muy positivas y los diez compañeros que la hicimos nos lo pasamos como chiquillos; sobre todo en los "baños de la Reina", donde no dejamos de saltar al agua y chapotear como niños para fastidio de los que estaban allí con ganas de descansar. Tras la ruta comimos y bebimos en un chiringuito cercano cruzando sensaciones entre unos y otros.












Animando a una compañera a que salve un obstáculo.
Éste último domingo día 15 retomamos la siguiente etapa, algunos repetimos, otros se apuntaron también y otros por diferentes motivos no pudieron acompañarnos.
Ésta vez la cosa fue un poco más durilla por el estado del mar.

A pesar de consultar el windguru un par de días antes para saber que tiempo iba a hacer, un viento de levante inesperado nos recibió con los brazos abiertos.
Pero lejos de amedrentarnos, y después de comprobar que se podía kreckear, decidimos hacerla. Salvar algunas zonas se hizo un tanto peliaguado; reconozco aquí que hubieron un par de momentos en que pensaba que alguien se iba a dar un buen revolcón entre las rocas o beberse medio mediterráneo, pero no, cada uno de nosotros, alentados por la prudencia, no tuvimos más que pequeños cortes insignificantes, excepto la chica australiana que se hizo un corte un poco más escandaloso en la pierna (pobreta).




Solico.
Esta parte de ruta fue roqueando de cala en cala, salvando algunos tramos donde las olas rompían como cabronas y algunos dónde era más prudente tirarse al mar y nadar.
Finalmente recorrimos cuatro km; los otros tres que nos habíamos propuesto decidimos dejarlos para otro día.Tal como estaba el clima pasar por una pared vertical con las olas golpeando como lo hacían era un tanto arriesgado.

Después tuvimos un paseíco de cuatro kmtrs por la carretera para llegar a la parada de Tram donde se suponía que íbamos a terminar la etapa. Aunque nos quedamos muy satisfechos por la jornada, a mí me queda un pequeño regustillo agridulce por no haber podido cruzar el barranco de l'aigües.

En fín;Ahora solo falta consensuar el día adecuado para continuar nuestro recorrido.

Desde aquí quiero dar las gracias a los kreckeros originales que me descubrieron esta historia: David, Abel, Cristina, José Antonio y Marina.
Y por supuesto a tod@s los compañer@s aventureros que están tan locos (o más) que yo:
Reme, Gato, Vicky, Gabri, Julián, Rakel, Amparo, Janu, Lydia, Manuel, Vicente, Carol, Summer, Bosena y Cele.

Saludos a tod@s.

Naturaleza a su bola.

El grupo tras terminar la ruta.

De paraeta.

Descanso tras la ruta. Al fondo una camarera borde.